El psicólogo Dan Olweus fue el primero en investigar el fenómeno de bullying en Noruega en 1993.Lo definió el como una “conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un/a alumno/a contra otro/a, al que escoge como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede escapar por sus propios medios. La continuidad de estas acciones provoca en la víctima efectos claramente negativos: descenso en la autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que dificulta su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes” (Olweus, 1983).
En general, estos actos, que muestran un alto grado de inadaptación social en las personas implicadas y una carencia considerable de habilidades sociales (Vacas, 2002), suelen tener lugar en las instalaciones escolares, en los alrededores del centro o en las actividades extraescolares y llevarse a cabo fuera del alcance de la vista de los adultos, por lo que no suelen ser detectadas por los adultos con lo que es complicada su detección precoz.
Actualmente sabemos que se dan casos de acoso y violencia escolar en casi todos los centros educativos, y que dependiendo del curso y del momento, se pueden encontrar implicados en estos entre un 22% y un 35% de los alumnos, los chicos en mayor medida que las chicas y extendido a ciclos educativos de primaria (Cerezo, 2009). En España, Iñaki Piñuel, autor del informe Cisneros X sobre acoso y violencia escolar en 2006, sitúa el índice de incidencia en torno al 23% y sitúa el pico más alto en la educación primaria concluyendo que alrededor del 40% de los niños de 7 a 9 años padece una situación de bullying.
En este curso se describen las características del bullying, los perfiles emocionales , sociales y familiares de los niños implicados en él. También se explican detenidamente cuales son las señales de alarma que pueden hacer pensar a padres y/o educadores que un niño está implicado en una situación de bullying para que sean capaces de hacer una detección precoz de este problema
Por otro lado, para fomentar la prevención y en base a las evidencias científicas encontradas, que describen diferencias relacionadas con la inteligencia emocional entre las víctimas y agresores en el fenómeno del bullying . (Garaigordobil y Onederra, 2010; Estévez et al; 2017) se plantean diferentes estrategias de prevención basadas en el modelo de Inteligencia emocional de Reuven Bar On